27 Ene Gloria y Solange en Bucaramanga
Nuevas postulantes en Bucaramanga
Dos nuevas postulantes, Gloria Ampié Gutiérrez y Solange Guido Pravia llegaron al postulantado de Bucaramanga el pasado 24 de enero, repletas de ilusión por comenzar esta nueva etapa de sus vidas.
Gloria Ampié
Gloria María Ampié Gutiérrez, nació el 21 de abril de 1984. Se graduó como licenciada en pedagogía en la Universidad Católica Redemptoris Mater de Nicaragua y es profesora de educación primaria.
«Conocí a las hermanas de la Pureza cuando trabajé en la Escuela Madre Cayetana Alberta en el 2010. Me gustaba mucho el ambiente de la escuela, sobre todo por los niños que llegaban sonriendo a su otra casa. Me sentía muy a gusto con todas las festividades del colegio: la entrada de Madre Alberta el 23 de abril y el día de la Pureza.
Cuanto tenía 20 años realicé una experiencia de vida religiosa con las Hermanas Josefinas. Estuve allí nueve meses, hasta que supe, con la oración, que ése no era mi lugar.
Después de muchos años, trabajando en la Escuela, volvió a despertar mi inquietud por la vida religiosa. Así que busqué a una de las hermanas, Carolina Meléndez, para que me orientará sobre como entrar.
Una vez aquí, en el postulantado de la Pureza, en Bucaramanga. Me siento feliz de haber encontrado el lugar en el que Jesús quiere que le sirva, pues, como docente, me identifico mucho con el carisma de la Congregación.
Así como el Señor le dijo a Jeremías: “Antes de formarte en el vientre te conocí, antes de que salieras del seno te consagré, te constituí profeta de las naciones” (Jeremías 1, 5), así también siento que el Señor me dice a mí lo mismo. Y sigue diciéndome: ¡No tengas miedo, pues yo estoy contigo para protegerte!«
Solange Guido
Solange Milena de los Ángeles Guido Pravia, nació el 2 de agosto del 1999. Estudiaba psicología en la UCA (Universidad Centroamericana de Nicaragua) hasta que se embarcó en esta gran aventura de la vida religiosa.
«Desde pequeña, estudié en el colegio Madre Cayetana Alberta. El ambiente, completamente mariano, que se respiraba en la escuela me hacía muy feliz. Apreciaba los momentos de exposición del Santísimo, los días de la Virgen y las Eucaristías.
Más tarde, en el colegio de Villa Venezuela, en mi tercer año de secundaria, decidí entrar en Foc. Las reuniones de cada viernes me ilusionaban, de tal manera, que no podía dejar de ir. Yo me sentía, un poco, como Samuel pues a pesar de que me gustaba mucho la Eucaristía y demás oraciones que hacíamos en el colegio, no sabía realmente quién era Dios.
En una reunión de un viernes, orando con mis compañeros de Foc, supe que Dios era mi Padre y que me amaba con locura. Me decía: ¡Eres valiosa y yo te amo! ¡Fíjate: te llevo tatuada en la palma de mis manos! (Isaías 43, 4b; 49, 16). Desde entonces, me fui involucrando más y más en Foc, hasta llegar a ser brasa mayor.
Realmente fue un regalo de Dios, que su hijo, Jesús, me llamará a ser una administradora de sus dones, fiel y prudente (Lucas 12, 42). Después, me di cuenta que Él me pedía muchísimo más que eso: me pedía la vida entera.Por eso estoy aquí en el postulantado de Pureza de María. Y, ¿por qué en la Pureza? Pues como decía Madre Alberta, yo quiero “seguir completamente sus huellas y no abandonarle jamás” y además, estoy convencida de que educar corazones es una hermosa misión.»
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