LAS CARRETERAS EN RD CONGO

Desplazarse en el Congo RD es toda una aventura. Las dificultades son enormes, y, sin embargo, los congoleños se desplazan con mucha frecuencia.

La dificultad más grande para desplazarse en este país es el mal estado de las carreteras, y también la falta de ellas. Hay muy pocas carreteras en el país. La mayoría de las que existen son un recuerdo de las rutas del mineral de los tiempos coloniales.

En nuestra zona las grandes ciudades están a unos cien kilómetros de distancia unas de otras. Las carreteras que unen estas ciudades-mineras están asfaltadas, pero llenas de agujeros. Sus márgenes se van deshaciendo lenta, pero seguramente, y la carretera se va estrechando más y más.

Más allá de las grandes ciudades, la carretera se convierte en camino de tierra y rocas. A veces, atraviesa sabanas y está húmedo. Otras veces, atraviesa estepas y bosques tropicales que son una verdadera jungla. Hay que llevar machete y pala, por lo que pueda pasar. En el camino te encuentras árboles caídos que te obligan a hacer un rodeo, o agujeros enormes, ríos y puentes rotos. En ocasiones, hay zonas que se quedan incomunicadas, sobre todo durante la estación de lluvias. Las lluvias torrenciales llenan los hoyos en los que el barro retiene los camiones impidiendo el paso a los otros vehículos. Los ríos se desbordan ocultando los puentes y los rayos tiran los grandes árboles obstaculizando el paso. Pero los congoleños se desplazan con frecuencia.

Los congoleños se desplazan en bicicleta y a pie. Si tienen carga pesada, se ven obligados a viajar en camiones que se cargan hasta lo imposible. Y, encima de la carga, se sientan los pasajeros. Los camiones se balancean de un lado a otro esquivando las rocas y los hoyos, y los pasajeros no llevan cinturón de seguridad, están agarrados a las cajas y a los sacos que lleva el camión. Cuando se produce un accidente, muere mucha gente, porque sobre la carga del camión pueden ir más de veinte personas. Pero, a pesar de todo, los congoleños se desplazan con frecuencia.

H. Mª Angeles Cubillo