01 Nov Por fin… ¡volvemos a Taizé!
Nuestro tradicional viaje a Taizé organizado durante la fiesta de todos los Santos ha concluido. En esta ocasión las fechas elegidas han sido del jueves 28 de octubre al lunes 1 de noviembre. Han participado del encuentro un grupo de 80 alumnos, hermanas y profesores de nuestros colegios de Madre Alberta, Inca, Barcelona, Realejos, La Cuesta, Los Realejos, Granada, Madrid y Bilbao. Además, este año hemos contado con la presencia de la comunidad del noviciado.
Durante la peregrinación, hemos podido participar de oraciones, introducciones bíblicas, dinámicas y talleres organizados por los hermanos. En la vigilia del sábado por la noche, tuvimos la ocasión de ser testigos de la celebración de los votos perpetuos del hermano Claudio en la comunidad de Taizé. Lo hizo a través de un acto sencillo acompañado por sus familiares y todos los presentes.
Después del período de la pandemia, en que hemos tenido que paralizar todas las actividades pastorales presenciales, el Equipo de pastoral ha retomado el esperado viaje a Taizé. Este encuentro es una experiencia ecuménica única que vale la pena experimentar al menos una vez en la vida. Los jóvenes, y todos aquellos que participan en la dinámica de Taizé, viven la oración y la sencillez de vida de una manera natural. En un mundo a veces superficial, frío y demasiado rápido, uno llega a Taizé y se incorpora al horario de rezos, encuentros de grupos, silencios y reflexión como si lo hubiera hecho toda la vida.
Testimonios de la experiencia de Taizé
Algunos profesores que nos han acompañado nos relatan su experiencia:
“Ha sido una oportunidad perfecta para acercarnos a una espiritualidad que habla de comunión y fraternidad. Un buen testimonio muy necesario en una juventud llamada a cambiar el mundo.”
Víctor Martínez Quevedo, Granada.
“De Taizé me llevo el corazón a punto de explotar. Esa sensación de ver a tantos jóvenes juntos, viviendo en comunión desde la sencillez, me hace compartir con el Hermano Roger el sueño de que un mundo mejor puede ser posible, la vida común, el encuentro con el otro, el intercambio, la oración compartida…”
Marian Torres Domínguez, Granada.
«Si hay un lugar en la Tierra que sea símbolo vivo de comunión, donde el sentimiento de fraternidad, de pertenencia, de acogida infinita y amor a los demás, sin importar confesión o procedencia, ese es Taizè.
Vivir esta experiencia de fe además siendo acompañado de la comunidad de la Pureza de María es tener el privilegio de hacerlo como en familia, esa familia que te recibe con los brazos abiertos, que te hace sentir uno más, que te mira con cariño y cuya mirada cómplice te hace sonreír cuando ves a los chicos disfrutar con cada cosa que nos ha tocado hacer, sin queja, ni reproche, con la ejemplaridad que María nos enseña.
GRACIAS mayúsculas.»Jonay Mederos, Los Realejos
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