05 Ago TIEMPO DE BUCEAR HACIA DENTRO
Las vacaciones llegaron con fuerza
Las ganas de romper la rutina, cortar horarios, tender al sol las zonas más sombrías del corazón derribaron las barreras y saltaron con brío al encuentro de un tiempo largamente deseado.
Con las vacaciones, el ritmo cambia, las horas casi nos parecen más cortas y las ganas de vivir en plenitud nos superan.
Es el momento de atender a las “pequeñas cosas” que hemos ido dejando para más tarde.
Ahora es el tiempo
Tiempo de saborear un café con un amigo, de leer ese libro que casi se ha cubierto de polvo, de contemplar un amanecer o un atardecer, de escuchar la música callada de la naturaleza que nos habla del Creador en esas tardes al lado del mar, o en la profundidad de una montaña, o el silencio de un río que baja juguetón…
Es el tiempo de llegar hasta lo profundo del corazón, y ver las heridas, fisuras, sinsabores, recuerdos, encuentros que nos ido dejando el pasar continuo de las horas y los días…
Hay que bajar al sótano de nuestro corazón, y allí bucear en lo que nos quedado oculto por la vorágine del ritmo de vida que llevamos sin darnos cuenta.
Hay que abrir las ventanas, dejar que entre el viento impetuoso del Espíritu, y el sol, o la brisa suave como en el Sinaí.
El tiempo de escuchar las canciones antiguas que marcaron momentos, de mirar de nuevo las fotos, que tal vez se están poniendo amarillas por falta de aire fresco o de retomar una amistad que se nos escapó entre las manos…
Tiempo de buscar un lugar tranquilo, en la espesura del bosque, en una roca mirando el mar, en tu habitación, con la puerta cerrada (como dice Jesús) y hablar o escuchar al Padre y dejar que todo lo llene, todo lo ilumine, todo lo sanee, todo lo cure…
Espacio para reponer fuerzas y alimentar el espíritu. Ahora añade tú: tiempo de…
Hermana Mª Jesús Diez.
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